lunes, 16 de febrero de 2009

GR14, Senda del Duero, Mieza Saucelle; 15 de febrero de 2009


Debido al incidente de la anterior salida, cambiamos la planificación del calendario.

Hoy partimos de Mieza de donde salimos por la calle de Vilvestre que nos lleva a las indicaciones del GR. 


En los campos cercanos al pueblo vemos los frutales perfectamente cuidados. Siguiendo el camino llegamos a la charca de las Escarbajas que se encuentra a la derecha del camino, vamos bajando y en la lejanía ya vemos Vilvestre, tras 5 Km. Llegamos al puente de Mieza que cruza el regato El Catón, desde aquí hasta Vilvestre nos queda por recorrer unos 2 Km. por el camino de los Fermines.

Entramos en Vilvestre por la calle de Hondovilla que nos lleva hasta el Rollo Jurisdiccional, columna labrada que simboliza el poder que tuvo esta villa; continuamos por calle de San Sebastián y calle de los pozos que nos llevan a las marcas del GR.


En Vilvestre podemos ver el taller neolítico situado en el cerro que domina el pueblo, y que constata la antigüedad de los orígenes de la localidad. Más tarde en el cerro se edificó una pequeña fortaleza de la que quedan restos de la muralla defensiva.

Salimos de Vilvestre, pasamos por la fuente del Calabozo y tras recorrer 1,5 Km. la ruta gira a la derecha por el camino del Escarbadero, empedrado con grandes lanchas de pizarra, que nos ameniza el caminar durante 3 Km. desembocamos en un camino de concentración que es una sucesión de subidas y bajadas desde donde podemos ver nuestro destino, Saucelle, al que se llega tras recorrer 1 Km. por la carretera de Saucelle a Barruecopardo.

El empapuce lo perpetramos en Barruecopardo en el bar La Buhardilla, dando buena cuenta de un cocido.

domingo, 1 de febrero de 2009

GR14, Senda del Duero, Masueco Salto de Aldeadávila; 1 de febrero de 2009



Salimos de Masueco por la SA-314 den dirección a Aldeadávila, a la salida del pueblo vemos las indicaciones del GR 14 en un camino que aparece a la margen izquierda, se trata de la Calzada Vieja, que nos acerca en poco tiempo a la pequeña localidad de Corporario, donde entramos pasando al lado de su iglesia y cementerio. Salimos de Corporario y acto seguido entramos en Aldeadávila.


El origen altomedieval parece estar relacionado con la defensa fronteriza, al asentarse en el enclave población abulense dando lugar al nombre de la aldea. Destaca la torre de la iglesia de San Salvador que se eleva 40m y orientada a la frontera con Portugal, lo que desvela su carácter de punto de vigilancia.

Seguimos nuestro camino por las calles José Antonio Caballero, del mimbrero y llegamos al Pilar de San Marcos donde tomamos el Camino de las Navas. Tras 2,6km. nos encontramos la carretera que lleva al Salto, nosotros seguimos por el camino del Rao de los Pájaros que aparece en el margen izquierdo de la carretera.   Durante esta parte del recorrido caminamos por paisajes abiertos, con rocas y pastizales. Continuamos por este camino durante 1,5 Km. cuando giramos a la izquierda por el Camino del Lomo de los Molinos que nos lleva hasta el Camino del Monasterio de la Verde, camino este empedrado a tramos por losas de pizarra, por el que comenzamos un descenso de 2 Km. entre bancales de olivos y densa vegetación compuesta por encinas, alcornoques, madroños y enebros. A la izquierda aparece el arroyo de la Ropinal.

El camino desemboca en la entrada del poblado del Salto de Aldeadávila, donde en principio hacemos una parada para almorzar.

En el poblado encontramos la ermita del monasterio de Santa María de la Verde, donde vivía una congregación franciscana. Fue desamortizado por Mendizabal y en el primer tercio del S. XIX fue abandonado. Con los restos de la ruina se reconstruyó la ermita y se construyeron parte de los edificios del poblado.

A la salida del poblado encontramos las marcas del GR a la altura de unas naves dedicadas a talleres, el camino pasa entre ellas y nos lleva al puente de la Ropinal.

En este momento nos llevamos la sorpresa, el puente no está en su lugar. Lo están reconstruyendo y nadie ha tenido la precaución de habilitar ningún paso alternativo. Debido a esto y a lo crecido que baja el arroyo que nos hace imposible el vadeo, tenemos que, muy a nuestro pesar, dar por finalizada la jornada sin llegar caminando a nuestro destino, Vilvestre.

Llegamos a Vilvestre en coche y nos da tiempo a hacer una larga visita al pueblo  antes de sentarse a empapuzarnos en el Bar Restaurante el Almendro, donde dimos cuenta de un excelente potaje, exquisita carrillera, sabroso cochinillo y tierno lechazo, todo ello regado con los vinos de D.O. Arribes del Duero.