domingo, 23 de enero de 2011

Villadepera


El tránsito del Duero por la comarca de Sayago se abre camino en Villadepera a lo largo de diez kilómetros por los que discurre el río en su recorrido hacia Portugal formando una espectacular brecha que llama la atención del visitante. El paisaje merece un reposado paseo a lo largo de las cuatro rutas que el Ayuntamiento ha marcado pasando por los puntos más característicos y siempre con el Duero como monumento natural por antonomasia del Parque Natural de los Arribes. La declaración del Espacio protegido abrió las puertas hacia la promoción de esta gran joya natural, tanto en forma de rutas como de alojamientos rurales que operan en la comarca de Sayago.

Volviendo a Villadepera, uno de los enclaves singulares es el mirador (a poco más de kilómetro y medio del pueblo), desde el que se observa en toda su magnitud el puente de Requejo -también conocido como puente Pino aunque en Villadepera defiendan férreamente la primera denominación-. Desde una explanada donde se han colocado paneles informativos sobre la flora y la fauna, es posible deleitarse con un paisaje que por increíble que parezca se encuentra a apenas media hora de Zamora y tiene su continuidad a lo largo del curso del Duero por los distintos pueblos que va regando: Villardiegua de la Ribera, Moral, Moralina, Fariza y Fermoselle con sus anejos.

Construido a principios del siglo pasado, el puente de Requejo constituye una de las señas de identidad de la moderna ingeniería zamorana que abrió las puertas de la gran barrera natural en este agreste paisaje. De hecho, hasta su construcción la única comunicación entre las comarcas de Aliste y Sayago era a través de una barca entre Villadepera y Pino. El viaducto, con una altura sobre el antiguo cauce del río de 90 metros, es sin duda un punto de observación que nadie se quiere perder.

Desde el mirador, la caminata paralela al curso del río regala espectaculares vistas hacia el serpenteante Duero en su itinerario encajonado por escarpadas laderas. Así, en el camino aparecen llamativas formaciones pétreas como Peña Blanca o, en la otra orilla, la Mina Dorinda de estaño, de Carbajosa de Alba, lo que abre una nueva vertiente en la exploración de un paisaje también salpicado de galerías excavadas en la roca.

Tanto llamó la atención el territorio del arribanzo al universal pensador Miguel de Unamuno que no dudó en calificarlo como «el más impresionante de España», quizás sobrecogido por la escarpada hendidura por la que se abre camino el río Duero. Una brecha que en ciertos puntos alcanza alturas de vértigo.

Entre las rutas por las inmediaciones de Villadepera se encuentra la de Los Pueyos -aproximadamente 10 kilómetros de ida y vuelta-, donde los cortados de piedra ofrecen su máxima expresión. Una caída de casi 200 metros que requiere todas las precauciones para asomarse al Duero desde el borde del despeñadero. El mirador natural es espectacular, con un paredón vertical que justifica la majestuosidad de los escarpados acantilados.

Los recorridos puramente naturales se complementan con un recorrido por una abundante muestra de la arquitectura tradicional, ya sea en forma de fuentes, cortinas, palomares, bodegas, tejares, molinos... Son las señas de Villadepera que como de la comarca de Sayago lucha por armonizar su rico legado con la mirada hacia el futuro.

Irene Gómez
La Opinión de Zamora, 25-1-2011