domingo, 20 de febrero de 2011

Almaraz de Duero


Hoy nos desplazamos hasta Almaraz, punto de partida de cuatro rutas en teoría señalizadas pero el tiempo y la desidia ha borrado las indicaciones para el caminante, un deteriorado panel instalado en la plaza, frente a la iglesia que nadie se ha preocupado de reponer, detallaba su trazado y rumbo; nosotros haremos dos de ellas a nuestra manera.

Almaraz se asienta a lo largo del cauce del arroyo de los Prados que lo divide en dos barrios que se comunicaban mediante puentecillos de pizarra que actualmente han sido sustituidos por otros de hormigón más prácticos pero menos vistosos.

Salimos de Almaraz desde la iglesia tomando la calle Santa Olaya que desemboca en el camino que nos llevará hasta nuestro primer destino, las ruinas de la ermita de San Pelayo donde llegamos tras andar 2,5 Km y recorrer los pagos de El Colchón y Dehesa de San Sebastián. Desde aquí tenemos una panorámica de los primeros encajonamientos del Duero y de la Central Eléctrica del Porvenir donde estuvimos en la anterior salida.

Alrededor de la ermita de San Pelayo, hoy en ruinas, se ubica un santuario rupestre configurado por una serie de excavaciones, rebajes y entalladuras practicadas en la roca pizarrosa. Los profesores Benito del Rey y Grande del Río observaron en el el santuario ocho grupos situados en distintas ubicaciones.

Según los autores nos encontramos con una serie de lagaretas, pozos y serpentiformes que interpretan como un conjunto donde cada elemento tiene una función y simbolismo particular. Las pilas o lagaretas debieron servir para celebración de sacrificios cruentos. Las rocas rebajadas y las escalonadas se trataban en un caso de aras y de escalonamientos para acceder a las correspondientes pilas de sacrificio. Las dos huellas de pie que aparecen en el grupo 5 probablemente guarden relación con el ofrecimiento de exvotos a alguna deidad. En los grupos 4 y 6 se descubren vestigios de culto ofiolítico a través de una serie de representaciones de tipo serpentiforme talladas en la roca.

Tras observar el santuario regresamos por el mismo camino durante 1,8 Km y tomamos el camino de la izquierda que nos lleva por los pagos de El Llambo, Las Mayas y La Corza y al llegar a Las Listas nos encontramos con el camino que debíamos seguir cerrado por una valla que nos toca saltar, a partir de aquí seguimos durante 1 Km por una vaguada hasta que nos topamos nuevamente con la valla que nuevamente saltamos, bajamos la ladera hasta llegar al regato, buscamos un lugar donde cruzarlo y seguimos por un sendero de ganado que en 500m nos lleva hasta el camino de concentración que lleva a Las Pilas nuestro segundo lugar de visita y dónde daremos cuenta del almuerzo.

Antes de llegar a Las Pilas descubrimos unas edificaciones en ruinas pertenecientes a un antiguo poblado minero Tras cruzar una pasarela de madera aparecen ante nosotros las "Cascadas de las Pilas". Podemos bordeándolas por la derecha veremos una cuerda anclada en la peña que nos permite acceder a la parte superior desde dónde veremos todas las cascadas. En las inmediaciones de la última cascada nos encontramos con un túnel excavado en la roca que surte de agua al paraje.

Dada cuenta del almuerzo y visto el tiempo que nos llevó llegar hasta aquí decidimos acortar el recorrido y no visitar la cercana localidad de Villaseco del Pan, por lo que tras remontar el Pilo tomamos el camino del Sierro para posteriormente por el camino de Carricaballo regresar a Almaraz dando por finalizado el pateo tras tomar las correspondientes cervecitas en el situado cerca de la iglesia.

domingo, 6 de febrero de 2011

Carrascal Presa de San Román



Este domingo vamos a dar una vuelta por Zamora, no os alarméis, que no os vamos a contar un paseo por Santa Clara, vamos a visitar Carrascal que es un barrio de Zamora situado en la margen izquierda del Duero al oeste de la ciudad que se incorporó a la capital en la década de los 70.

El día amaneció con niebla lo que nos impidió disfrutar las vistas de la primera parte de la ruta. Salimos de Carrascal buscando la orilla del Duero, que seguiremos gran parte de la ruta, pasamos por la Seosa y subimos a Las Canteras un farallón rocoso que viene a ser el primer aviso de lo que más adelante serán los que enmarcan el curso del río, y desde el que se contemplan unas magníficas vistas, siempre que no os pase como a nosotros que no nos quitamos la compañía de la niebla. Bajar de Las Canteras se nos complicó un poco pero al final conseguimos dar con un paso que nos permite llegar a una rodera al borde de las Pajarancas que nos lleva al camino que lleva a la casa de la dehesa de Congosta, donde podemos ver los restos de la aceña de Congosta en la orilla del río. Continuamos nuestra marcha por el camino que vemos a la derecha de la casa y que discurre por la orilla del río, cruzamos el arroyo de la Rivera de Campeán, en esta zona es fácil ver algunas aves acuáticas, tras 2,5 Km llegamos a la Presa de San Román construida por la sociedad El Porvenir de Zamora y proyectada en 1898 por el ingeniero Federico Cantero Villamil.

La originalidad de dicho proyecto estribaba en aprovechar la curva que el Duero describía ocho kilómetros aguas abajo de Zamora para construir una presa en un extremo de la curva y unirla mediante un túnel transversal a una central en el otro extremo, distante un kilómetro y medio. De esta forma se obtenía un salto de agua efectivo de catorce metros, suficiente para producir la energía eléctrica que necesitaban Zamora y Salamanca gracias a dos grupos de quinientos caballos, y después Valladolid mediante la incorporación de cinco grupos de mil cada uno. En 1898 se fundó El Porvenir de Zamora con un capital de 1.400.000 pesetas, que se convertirían en pocos años en 3.300.000 para llevar a cabo las obras de la presa, el túnel y la central. En enero de 1903 se inauguraron los dos primeros grupos, y los cinco siguientes lo fueron en 1907, haciendo realidad el salto de San Román. Zamora, Salamanca y Valladolid, así como los pueblos de sus comarcas -en total más de cien mil personas- quedaron abastecidos de electricidad.

Continuamos nuestra marcha aguas abajo y tras 1 Km tomamos el segundo camino que sale a nuestra izquierda (el primero finaliza en una finca y no tiene continuidad), este camino desemboca en una parcela que bordeamos por la linde y llegamos a un camino que se encuentra cerrado con una valla que en esta ocasión encontramos cerrada por lo que procedemos a saltarla, después de este magno esfuerzo decidimos parar a almorzar. Durante la colación el sol ganó fuerza y consiguió finalmente disipar la niebla pudiendo contemplar por primera vez una panorámica de la zona.

Repuestas fuerzas retomamos la marcha y tras 100 m seguimos por el camino de la izquierda que nos baja hacia revuelta del meandro que describe el Duero, tras recorrer 2 Km llegamos a la Central Eléctrica de San Román. Continuamos por el camino asfaltado que desemboca en el camino de la carba y de frente vemos una valla verde que, como no, también se encuentra cerrada y que, como no, con la agilidad que nos caracteriza, procedemos a saltar, bajamos una cuesta de unos 500 m y estamos nuevamente en la Presa de San Román a partir de aquí regresamos a Carrascal por el mismo camino por donde vinimos, ahora sin la compañía de la niebla, pudiendo disfrutar de las vistas del Duero que por la mañana nos perdimos.

Tras 6 Km llegamos a Carrascal algo cansados y con un hambre que pudimos saciar en el Mesón Puente de Piedra, a base de arroz a la zamorana, filetes de ternera y merluza.

domingo, 23 de enero de 2011

Villadepera


El tránsito del Duero por la comarca de Sayago se abre camino en Villadepera a lo largo de diez kilómetros por los que discurre el río en su recorrido hacia Portugal formando una espectacular brecha que llama la atención del visitante. El paisaje merece un reposado paseo a lo largo de las cuatro rutas que el Ayuntamiento ha marcado pasando por los puntos más característicos y siempre con el Duero como monumento natural por antonomasia del Parque Natural de los Arribes. La declaración del Espacio protegido abrió las puertas hacia la promoción de esta gran joya natural, tanto en forma de rutas como de alojamientos rurales que operan en la comarca de Sayago.

Volviendo a Villadepera, uno de los enclaves singulares es el mirador (a poco más de kilómetro y medio del pueblo), desde el que se observa en toda su magnitud el puente de Requejo -también conocido como puente Pino aunque en Villadepera defiendan férreamente la primera denominación-. Desde una explanada donde se han colocado paneles informativos sobre la flora y la fauna, es posible deleitarse con un paisaje que por increíble que parezca se encuentra a apenas media hora de Zamora y tiene su continuidad a lo largo del curso del Duero por los distintos pueblos que va regando: Villardiegua de la Ribera, Moral, Moralina, Fariza y Fermoselle con sus anejos.

Construido a principios del siglo pasado, el puente de Requejo constituye una de las señas de identidad de la moderna ingeniería zamorana que abrió las puertas de la gran barrera natural en este agreste paisaje. De hecho, hasta su construcción la única comunicación entre las comarcas de Aliste y Sayago era a través de una barca entre Villadepera y Pino. El viaducto, con una altura sobre el antiguo cauce del río de 90 metros, es sin duda un punto de observación que nadie se quiere perder.

Desde el mirador, la caminata paralela al curso del río regala espectaculares vistas hacia el serpenteante Duero en su itinerario encajonado por escarpadas laderas. Así, en el camino aparecen llamativas formaciones pétreas como Peña Blanca o, en la otra orilla, la Mina Dorinda de estaño, de Carbajosa de Alba, lo que abre una nueva vertiente en la exploración de un paisaje también salpicado de galerías excavadas en la roca.

Tanto llamó la atención el territorio del arribanzo al universal pensador Miguel de Unamuno que no dudó en calificarlo como «el más impresionante de España», quizás sobrecogido por la escarpada hendidura por la que se abre camino el río Duero. Una brecha que en ciertos puntos alcanza alturas de vértigo.

Entre las rutas por las inmediaciones de Villadepera se encuentra la de Los Pueyos -aproximadamente 10 kilómetros de ida y vuelta-, donde los cortados de piedra ofrecen su máxima expresión. Una caída de casi 200 metros que requiere todas las precauciones para asomarse al Duero desde el borde del despeñadero. El mirador natural es espectacular, con un paredón vertical que justifica la majestuosidad de los escarpados acantilados.

Los recorridos puramente naturales se complementan con un recorrido por una abundante muestra de la arquitectura tradicional, ya sea en forma de fuentes, cortinas, palomares, bodegas, tejares, molinos... Son las señas de Villadepera que como de la comarca de Sayago lucha por armonizar su rico legado con la mirada hacia el futuro.

Irene Gómez
La Opinión de Zamora, 25-1-2011